Yo no sé si mis zapatos durarán todo el camino

Sudamérica es un país enorme, con una gran riqueza cultural, unos paisajes de lo más impresionantes, algunos de ellos aún en estado casi inalterados por el hombre, su gente es hospitalaria y muy amigable. Además hay dos factores que hacen que viajar por Sudamérica me sea aún más fácil: un idioma de sobras conocido y unos precios asequibles para viajar con poco presupuesto.
Por si esto fuera poco, después de haber viajado durante 9 meses por este continente uno ya sabe como moverse y, en gran medida, qué es lo que se va encontrar.

¿Porqué comenzar el viaje en Argentina? La respuesta más obvia es que, partiendo de Tierra de Fuego es muy cómodo ir subiendo en zig-zag y así conocer todos los países hasta llegar a Centroamérica y México. Esta ruta evita tener que volar en avión, algo que encarecería mucho el viaje, y hacer loops innecesarios que te obliguen a desandar el camino recorrido.
Argentina es además es ideal para que el choque cultural no se tan fuerte al inicio del viaje. Su gente, los rasgos faciales, la filosofía de vida y arquitectura de Buenos Aires es muy parecida a la europea y eso facilita una integración progresiva a lo largo del viaje.
Las Torres del Paine, el Fitz Roy y la Patagonia en general, al igual que Machu Picchu, siempre fue uno de los lugares que quería disfrutar con mis propios ojos y no sólo en fotos o documentales. La gran cantidad de trekkings de montaña y campings que hay en esta región, hacen que se pueda viajar en carpa con facilidad y que el peso extra del material técnico de montaña (bastones, hornillo, cacerola y cubiertos, saco de dormir, colchoneta…) no sé convierta en un lastre que sólo se utiliza muy de vez en cuando.
Una vez visitada la Patagonia argentina y chilena, se puede enviar el material por correo a España y seguir viajando más ligero y sólo con lo indispensable.

Este es, en líneas generales, el único “plan” del viaje. A partir de aquí todo está sujeto a la improvisación, a lo que nos recomienden los lugareños, a dónde nos lleven otros mochileros que conozcamos en la ruta, a lo que la climatología nos sugiera, hasta que nuestros viaje tome caminos o intereses distintos…
Trekking, montañismo, naturaleza, artesanías, malabares, observación de aves, voluntariados, trabajo, música… Los intereses son muchos y el continente es ideal para darle forma a todos y cada uno de estos y de los que surjan con el tiempo.
No hay un destino concreto, el objetivo es el camino en sí. No hay fecha de vuelta; mi mente y mi cuerpo se pondrán de acuerdo en ponerle fin cuando convenga. ¿O será la plata quién decida?